Entre la vida y la memoria – Carlos Prats García

Tomé esta fotografía unos días antes del Día de Muertos, en un pequeño taller artesanal en el corazón de México. En la mesa descansaban varias calaveras de cerámica, cada una con su propio carácter, su propia mirada inmóvil. Decidí capturar el momento en blanco y negro, no porque quisiera despojarlo de color, sino porque buscaba resaltar la textura, la materia y la esencia misma de lo que representan: la vida hecha recuerdo.

El Día de Muertos siempre me ha parecido un diálogo entre el presente y lo ausente. En estas calaveras talladas y pintadas a mano hay una ternura que contradice su forma: la muerte no es terror, es homenaje. El detalle floral, los trazos que rodean los ojos y la sonrisa perpetua son símbolos de esa celebración que transforma el duelo en arte. Al eliminar el color, quise dejar que la luz hablara por sí misma; que la sombra contara su propia historia.

En el proceso de edición me di cuenta de algo curioso: cada grieta y cada pincelada se convertían en un mapa de memoria. La textura de la cerámica reflejaba no sólo la habilidad del artesano, sino también el paso del tiempo, la permanencia de una tradición que no deja de reinventarse. Esta fotografía es mi intento por capturar esa frontera sutil entre lo efímero y lo eterno.

Al final, más que una imagen sobre la muerte, esta es una fotografía sobre la presencia. Porque el Día de Muertos, en el fondo, no es un adiós. Es una conversación que se renueva cada año entre quienes fuimos, quienes somos y quienes recordamos.